La mentira de la 'vocación' para justificar la miseria.

Guillermo Bernal

5/6/20252 min read

La mentira de la 'vocación' para justificar la miseria.

"Es que esto es vocacional".

Y una mierda.

Esa es la palabra mágica. La que te sueltan el primer día, con los ojos llenos de ilusión y el delantal más blanco que tu futuro. "Aquí venimos a sufrir por amor al arte", te dicen. Y tú, que vienes de ver cuatro programas de cocina en la tele, te lo crees. Pobre iluso.

"Vocación" es la excusa del jeta. Es la palabra que usa el que te va a pagar en experiencia, en palmaditas en la espalda y en "la oportunidad de aprender de los mejores".

¿Sabes qué aprendes? A limpiar calamares a la velocidad del rayo, a fregar el suelo con un cepillo de dientes y a no ver la luz del sol durante cinco días seguidos.

La vocación no te paga el alquiler. La vocación no te quita el dolor de lumbago después de cargar cajas de patatas porque el mozo de almacén "hoy no venía". Y, desde luego, la vocación no le explica a tu pareja por qué te has vuelto a perder su cumpleaños.

He visto a críos entrar en mi cocina con más ganas que un jubilado en un crucero. Y he visto a los mismos críos salir seis meses después con la mirada de un soldado que vuelve de la guerra. Apagados. Quemados. Estafados. Les robaron la pasión usando la palabra más bonita de nuestro oficio.

Hasta mi perro Pisto, que es más listo que muchos gerentes que he conocido, lo tiene claro. Su vocación es ser leal, dormir la siesta y ladrar a los proveedores que llegan tarde. Pero como se le olvide ponerle el cuenco de comida, te monta un sindicato en el pasillo. Y con razón. Porque el cariño no llena la barriga.

La verdadera vocación no es el sacrificio. Eso es masoquismo.
La verdadera vocación es el respeto.

Respeto por el producto que tratas. Respeto por el cliente que te paga. Y respeto por ti mismo y por tu equipo. Un respeto que se demuestra con una nómina decente, con un horario que te permita tener vida y con un "gracias" que no vaya seguido de "quédate tres horitas más, que estamos a tope".

Amar este oficio es la hostia. Es crear, es dar de comer, es ver la cara de la gente disfrutar con algo que ha salido de tus manos. Pero eso no te da derecho a explotar a nadie, ni a dejar que te exploten a ti.

Así que la próxima vez que un listo te hable de "vocación" para no pagarte las horas extra, le sonríes, le pides lo que es tuyo y le dices que tu vocación principal es llegar a fin de mes.

A ver qué cara se le queda.